Adriana Lorenzón, guionista de TV: "Sin buenos personajes, no hay éxito posible"
Adriana Lorenzón, guionista de TV: "Sin buenos personajes, no hay éxito posible"
Enfoque de oficio: Guionista de TV
-Hola Adriana, ¿cómo llegaste a convertirte en guionista de TV?
AL: Desde muy pequeña me gustó escribir e inventar historias para luego representarlas o que sean representadas por otros. No eran simples narraciones, yo necesitaba “verlas” representadas sobre un escenario y, en lo posible, con público. Con el tiempo me di cuenta que escribir es mucho más que una vocación.
-¿Qué formación realizaste para lograrlo?
AL: Antes de hacer Cine, hice Comunicación Social y luego Sociología. También estudié Turismo y muchísimas carreras que nunca terminé. Creo que el guionista debe estudiar siempre. Un profesor mío decía que el periodista es un “conocedor de todo y un experto en nada”. Creo que con el guionista pasa lo mismo.
Hay que saber de todo y de lo que no se sabe, hay que aprender, pero nunca escribir sobre algo sin indagar primero de qué se trata. Más que cultura cinematográfica o televisiva, hay que tener cultura general y nunca perder el contacto con “la calle”, con las personas de todos los extractos sociales y niveles intelectuales. Esa sabiduría no tiene precio…
-Estuviste al frente de grandes éxitos televisivos como "Los Roldán", "Montecristo", "El Elegido", entre muchos otros, ¿cuál es la clave para construir historias y personajes que funcionen?
AL: La clave del éxito, en realidad, no existe. Los éxitos suceden “después”, con la reacción del público. Si tuviera que recalcar algo que puede contribuir a que una historia tenga más posibilidades de ser exitosa, es que sea genuina. Que su ADN sea único y original. En el mundo del espectáculo, ya se contó todo. Por eso lo que importa es el “cómo” se cuenta y no tanto el “qué”.
Los personajes deben ser tridimensionales y nunca lineales. Deben tener virtudes y defectos, una parte luminosa y una parte oscura, sentimientos encontrados, dudas, incertidumbres, aciertos y errores. Sin ser como personas reales, deben tener aristas que permitan identificación total del público. La televisión es el reino del personaje, así como el cine es el reino de la imagen y el teatro el reino del argumento. Sin buenos personajes, no hay éxito posible.
-Con 25 años de experiencia en este oficio, ¿cómo ha cambiado la manera de contar historia desde que empezaste hasta nuestros días?
AL: Creo que lo que más se ha modificado es el formato pero no tanto el contenido: el “qué” no se modifica, el “cómo” sí. Ya sean historias de amor, de suspenso o de terror, la estructura es siempre la misma, pero con condimentos acorde a los tiempos que se viven y en las nuevas formas de ver que el público fue adoptando. La multiplataforma es un arma de doble filo. Todo llega mucho más rápido, pero también hay que ser más creativo a la hora de presentar la historia y de atrapar al público. El espectador no quiere esperar y por eso los formatos más cortos están teniendo tanto éxito.
-¿Qué es lo más desafiante del trabajo de guionista?
AL: Las dificultades fueron cambiando con los años. Lo más difícil hoy es tratar de conformar a todo un staff de creativos que opinan sobre mi trabajo o las decisiones que tomo sobre la historia y los personajes...El gran Voltaire ya lo dijo: “lo perfecto es enemigo de lo bueno” y muchas veces pasa que lo más hermoso de una historia se debilita tratando de ir por más y más. Hay historias y personajes que lo que mejor tienen es su imperfección. Lidiar con eso y tratar de defender la historia contra viento y marea, es el verdadero desafío de éstos tiempos.
-¿Qué habilidades considerás que no puede faltarle a un/a buen/a guionista?
AL: La verdad, el alma y la creatividad. Cuando me refiero a “verdad”, hablo específicamente de la “verosimilitud”. Cualquier historia, por más delirante que parezca, puede llegar al público si se crea empatía y esa empatía sólo es posible si se cuenta desde la verdad absoluta, creyendo en esa historia sin dudar. Para eso es necesario escribir desde el alma y crear proyectos que tengan alma, vida propia, identidad, ADN. Eso sólo se logra usando nuestra creatividad al extremo.
- ¿Un consejo para los/as jóvenes que quieran convertirse en guionistas de TV?
AL: Que no se rindan jamás y que nunca dejen de escribir. Se aprende a escribir, escribiendo. No hay otra forma. También les diría, y de hecho lo hago con quienes concurren a mis talleres, que buceen dentro de sí mismos hasta encontrar sobre qué quieren escribir y cómo quieren que esa historia salga a la luz.
Siempre debe haber algo que tengamos necesidad de dar a luz: un tema, un personaje, una anécdota, una imagen que fue un antes y un después en nuestras vidas. Hoy más que nunca el amor, los vínculos y los sentimientos están a flor de piel. Obviamente han tomado nuevas formas y ése es el gran desafío a la hora de plasmar una historia.