Marcelo Canevari y el oficio de ilustrador
Marcelo Canevari y el oficio de ilustrador
Hola, ¿de dónde viene tu interés por la pintura?
Marcelo Canevari: Desde muy chico estuve en contacto con la pintura. Mi abuelo era artista y, si bien tenía otro trabajo, usaba su tiempo libre para pintar, especialmente después de su jubilación. Uno de mis primeros recuerdos es el olor de la pintura fresca de su taller. Mi papá también es pintor, él se dedicó a la biología pero siempre buscó la forma de vincular ese trabajo con el arte.
-¿Cuál fue tu formación?
MC: Tomé distintos talleres de arte y diseño pero donde más aprendí fue viendo pintar a mi papá. Cuando terminé el secundario él estaba trabajando en una guía de las aves de Chile y me ofreció realizar juntos las ilustraciones para eso. Después nos contactaron de Estados Unidos para hacer una guía ilustrada de los mamíferos de Argentina y así fui formándome a medida que avanzaba en el trabajo. Ahora estamos trabajando juntos en un libro de la fauna y la flora de Buenos Aires.
-Empezaste haciendo ilustraciones científicas de fauna y flora, ¿qué te aportó esta experiencia en tus trabajos posteriores?
MC: Ese tipo de ilustración es bastante particular porque te obliga ser muy preciso en la anatomía y en el color de la especie que estés pintando. Creo que eso me obligó a tener un estilo meticuloso que después incorporé a otro tipo de trabajos. Además, en mi obra intento cruzar el mundo de la naturaleza realista con algo más onirico.
-Ilustraste libros, revistas, discos y participaste en diferentes exposiciones, ¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo como ilustrador?
MC: El trabajo de ilustrador suele ser interpretar lo que el cliente quiere y poder acercarse lo más posible aportando una visión propia. Yo personalmente prefiero generar y exponer una obra mía sin depender de la visión ni la opinión de un tercero. Es el camino más difícil pero el que más disfruto.
-¿Un trabajo que haya marcado tu recorrido hasta el momento?
MC: Hace unos años le propuse a mi papá pintar juntos una obra. Trabajamos por turnos durante varios meses en el mismo bastidor. Él pintaba a la mañana y yo a la tarde. Así fuimos construyendo juntos una obra en la que convivimos los dos, armonizando nuestras diferencias sin invisibilizarlas y con la que ganamos el segundo premio de pintura del Salón Nacional. Hoy día sigue siendo mi obra preferida.
-¿Qué consejo le darías a los jóvenes que quieren dedicarse a la pintura?
MC: No soy muy bueno dando consejos pero creo que es importante encontrar un estilo propio. Ver artistas que les gusten y tratar de entender y descubrir sus secretos. Pintar lo que les guste a ustedes, lo que les gustaría ver. Y una cosa muy importante: aprender a lidiar con la frustración, no todo en el arte es disfrute, hay momentos muy difíciles incluso pintando lo que más les guste. Hay que confiar en el primer impulso que los llevó a pintar.
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