Un grupo de adolescentes resiste la invasión norcoreana a EE.UU
De 6/9/13
Un grupo de adolescentes resiste la invasión norcoreana a EE.UU
Es mucho más simpático estar del lado de los oprimidos que ser el opresor; queda más noble pertenecer a una valiente resistencia que a un ejército que aplasta todo a su paso. Quizás por eso, esta vez los yanquis son los débiles: invadidos por Corea del Norte, luchan por la libertad y la democracia -como siempre- pero ahora lo hacen en su propio territorio. “En Oriente Medio éramos los chicos buenos, los que trataban de imponer el orden. Ahora somos los malos, los que crean el caos”, resume, palabras más, palabras menos, Jed Eckert (Chris Hemsworth, conocido por Thor), el marine regresado de Irak que encabeza a los guerrilleros adolescentes encargados de enloquecer a los norcoreanos.
Si el argumento suena viejo y disparatado para los tiempos que corren es porque Amenaza roja es una remake de una película de 1984 que aquí se llamó Los jóvenes defensores (el título original de ambas es Red Dawn, “Amanecer rojo”), y fue protagonizada por Patrick Swayze y Charlie Sheen. Los malos eran los soviéticos y los cubanos: el Muro de Berlín todavía existía y que la Guerra Fría terminara siendo caliente era una posibilidad. En los ‘80, la serie Amerika, con Kris Kristofferson, y unas cuantas películas planteaban el mismo escenario y, así, mantenían viva la paranoia anticomunista posterior a la Segunda Guerra.
¿Por qué ahora se decide rescatar una película así? Misterios de Hollywood. La decisión original era que los malos fueran chinos, pero para poder entrar en ese mercado, se decidió cambiarlos por norcoreanos (ayudados por rusos). Por la trama y los conflictos, se supone que se apunta a un público juvenil: ahí está, ametralladora en mano, Josh Hutcherson, uno de los protagonistas de la taquillera saga adolescente Los juegos del hambre, para confirmarlo. El problema en este sentido es que, acá, sólo podrán verla los mayores de 16.
¿Hace falta señalar que la película está plagada de lugares comunes, situaciones inverosímiles, chistes tontos, malvados malísimos y buenos buenísimos? A su favor tiene que, entre los tiros, las explosiones y las persecuciones, se hace bastante entretenida. Aunque quizás los adolescentes no opinen lo mismo: “Por fin: ¡¡¡sexo!!!”, gritó uno en una función de preestreno, tal vez aburrido de tanta pólvora y testosterona. Pero fue una falsa alarma: la situación amorosa queda interruptus prematuramente por un par de bombazos. La maldad norcoreana no tiene límites.
Si el argumento suena viejo y disparatado para los tiempos que corren es porque Amenaza roja es una remake de una película de 1984 que aquí se llamó Los jóvenes defensores (el título original de ambas es Red Dawn, “Amanecer rojo”), y fue protagonizada por Patrick Swayze y Charlie Sheen. Los malos eran los soviéticos y los cubanos: el Muro de Berlín todavía existía y que la Guerra Fría terminara siendo caliente era una posibilidad. En los ‘80, la serie Amerika, con Kris Kristofferson, y unas cuantas películas planteaban el mismo escenario y, así, mantenían viva la paranoia anticomunista posterior a la Segunda Guerra.
¿Por qué ahora se decide rescatar una película así? Misterios de Hollywood. La decisión original era que los malos fueran chinos, pero para poder entrar en ese mercado, se decidió cambiarlos por norcoreanos (ayudados por rusos). Por la trama y los conflictos, se supone que se apunta a un público juvenil: ahí está, ametralladora en mano, Josh Hutcherson, uno de los protagonistas de la taquillera saga adolescente Los juegos del hambre, para confirmarlo. El problema en este sentido es que, acá, sólo podrán verla los mayores de 16.
¿Hace falta señalar que la película está plagada de lugares comunes, situaciones inverosímiles, chistes tontos, malvados malísimos y buenos buenísimos? A su favor tiene que, entre los tiros, las explosiones y las persecuciones, se hace bastante entretenida. Aunque quizás los adolescentes no opinen lo mismo: “Por fin: ¡¡¡sexo!!!”, gritó uno en una función de preestreno, tal vez aburrido de tanta pólvora y testosterona. Pero fue una falsa alarma: la situación amorosa queda interruptus prematuramente por un par de bombazos. La maldad norcoreana no tiene límites.
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