Una obra que invita a reflexionar

“Perdóname, perdóname” balbucea sollozante el padre a su pulcro y meticuloso hijo que, con sumo, amoroso cuidado, higieniza las heces, le cambia los pañales, limpia el sillón y el piso donde el anciano estuvo sentando viendo televisión y trata de tranquilizarlo con palabras amables y hasta alguna broma. El ambiente hogareño es de una blancura y ascetismo hospitalario y lo domina, por detrás del mobiliario, un gigantesco cuadro en el cual se delinea el bello rostro de un hombre, casi femenino y de mirada compasiva, que podríamos identificar con la difundida iconografía atribuida a Jesús, el hijo de Dios para la religión católica.

De esta manera da comienzo uno de los espectáculos más esperados de la actual IX edición del Festival Internacional de Buenos Aires. Se entiende, su creador, el italiano Romeo Castellucci, es responsable de montajes escénicos que no dejan a nadie indiferente. Cosecha por igual, admiración y rechazo ante su particular uso de las imágenes o los intérpretes que involucra en todas sus propuestas. De hecho, esta obra recibió la calificación de blasfema por parte del Vaticano, en el momento de su estreno, durante el 2011, y este año, meses atrás, el artista fue galardonado con el León de Oro de la Bienal de Venecia.

En ese permanente tránsito de reacciones contradictorias que provocan sus obras, desarrolló una carrera donde la dramaturgia importa poco y se impone la ferocidad, el impacto o la conmoción ante escenas que movilizan la sensibilidad del espectador más avezado.