El dramatismo de Verdi en el cierre de la temporada lírica del Colón
De 5/12/13
El dramatismo de Verdi en el cierre de la temporada lírica del Colón
Con notables voces en el reparto solista y la concepción escénica siempre audaz de Alex Ollé (de la compañía catalana La Fura del Baus), el Colón repuso, bajo la dirección de Ira Levin, un título de afirmado en la tradición operística local y que, sin embargo, no estaba presente en la programación del coliseo porteño desde 1994.
El estreno de la obra quedó inexorablente atrapado en las tensiones internas que todavía vive el Colón por el trágico fallecimiento de un trabajador, Daniel Ayala, de 18 años, al caer 14 metros al vacío por el hueco de un montacargas ubicado detrás del escenario, el viernes pasado. El hecho dejó en el centro de la escena un modelo de relación de la dirección del teatro, a cargo de Pedro Pablo García Caffi, con sus trabajadores, que no a encontrado ni avizora una perspectiva de salida. En ese contexto, asambleas y ensayos perdidos provocaron la reprogramación de las funciones en principio establecidas para el domingo pasado y este martes (que fue, finalmente, la realizada en la noche del miércoles). En ese clima, sin embargo, "Un ballo in maschera" ofreció una nueva versión con la propuesta de la Fura del Baus, que asume riesgos que son caros a la dirección del Colón -el riesgo artístico es un valor, sin perjuicio del acierto o el error- y resistidos por ciertas cepas del público del Colón.
La concepción escénica transplantó la historia -motivada en el asesinato del rey Gustavo III de Suecia, en 1792- a un terreno difuso pero conteporáneo. Desaparecieron las referencias al paisaje del siglo XIX y se interpeló al presente con aquella narración de intrigas y disputas monárquicas. Destrás de la innovación, los elementos de siempre: una ópera bien estructurada, con motivos claros en el libreto y un progreso en el desarrollo de la orquestación en relación con las trilogía popular verdiana ("Rigoletto", "Il trovatore" y "La traviata". "Un ballo...", de todos modos, quizá con menos relubrón público, también pertenece a esa misma prosapia popular.
Y luego aquello que el público lírico mejor mejor conoce y más disfruta: el melodrama romántico, alrededor de las apariciones y ocultamientos de un baile de máscaras, bien propio de la tradición italiana, distante, claro, del romanticiso alemán de connotaciones metafísicas que alimentan su subjetivismo.
Y sobre ese relato, hubo un reparto extraordinario de voces solistas, ya sea en el rol de Gustavo III (el tenor albanés Giuseppe Gipali), el conde Anckarstrom (el barítono Fabián Veloz) y Amelia (la soprano Virginia Tola).
Habrá nuevas funciones de "Un ballo...", según el calendario reprogramado: esta noche a las 20.30 (Función Extraordinaria); el viernes 6, 20:30 horas (Abono Nocturno Tradicional), el sábado 7, 20:30 horas (Abono Nocturno Nuevo) y el domingo 8, 17:00 horas (Abono Vespertino).
La función de estreno fue precedida por un acto público en las puertas del teatro donde los delegados de la Junta Interna "Patricia Pérez" de la Asociación de Trabajadores del Estado denunciaron el "vaciamiento" del coliseo y las precarias condiciones de seguridad edilicia en las que se trabaja cotidianamente.
En ese punto, los delegados de ATE aseguraron que la muerte de Ayala "no puede concebirse como un accidente" sino que es la consecuencia del modo de ejecución de una política deliberada para el tradicional teatro porteño.
El estreno de la obra quedó inexorablente atrapado en las tensiones internas que todavía vive el Colón por el trágico fallecimiento de un trabajador, Daniel Ayala, de 18 años, al caer 14 metros al vacío por el hueco de un montacargas ubicado detrás del escenario, el viernes pasado. El hecho dejó en el centro de la escena un modelo de relación de la dirección del teatro, a cargo de Pedro Pablo García Caffi, con sus trabajadores, que no a encontrado ni avizora una perspectiva de salida. En ese contexto, asambleas y ensayos perdidos provocaron la reprogramación de las funciones en principio establecidas para el domingo pasado y este martes (que fue, finalmente, la realizada en la noche del miércoles). En ese clima, sin embargo, "Un ballo in maschera" ofreció una nueva versión con la propuesta de la Fura del Baus, que asume riesgos que son caros a la dirección del Colón -el riesgo artístico es un valor, sin perjuicio del acierto o el error- y resistidos por ciertas cepas del público del Colón.
La concepción escénica transplantó la historia -motivada en el asesinato del rey Gustavo III de Suecia, en 1792- a un terreno difuso pero conteporáneo. Desaparecieron las referencias al paisaje del siglo XIX y se interpeló al presente con aquella narración de intrigas y disputas monárquicas. Destrás de la innovación, los elementos de siempre: una ópera bien estructurada, con motivos claros en el libreto y un progreso en el desarrollo de la orquestación en relación con las trilogía popular verdiana ("Rigoletto", "Il trovatore" y "La traviata". "Un ballo...", de todos modos, quizá con menos relubrón público, también pertenece a esa misma prosapia popular.
Y luego aquello que el público lírico mejor mejor conoce y más disfruta: el melodrama romántico, alrededor de las apariciones y ocultamientos de un baile de máscaras, bien propio de la tradición italiana, distante, claro, del romanticiso alemán de connotaciones metafísicas que alimentan su subjetivismo.
Y sobre ese relato, hubo un reparto extraordinario de voces solistas, ya sea en el rol de Gustavo III (el tenor albanés Giuseppe Gipali), el conde Anckarstrom (el barítono Fabián Veloz) y Amelia (la soprano Virginia Tola).
Habrá nuevas funciones de "Un ballo...", según el calendario reprogramado: esta noche a las 20.30 (Función Extraordinaria); el viernes 6, 20:30 horas (Abono Nocturno Tradicional), el sábado 7, 20:30 horas (Abono Nocturno Nuevo) y el domingo 8, 17:00 horas (Abono Vespertino).
La función de estreno fue precedida por un acto público en las puertas del teatro donde los delegados de la Junta Interna "Patricia Pérez" de la Asociación de Trabajadores del Estado denunciaron el "vaciamiento" del coliseo y las precarias condiciones de seguridad edilicia en las que se trabaja cotidianamente.
En ese punto, los delegados de ATE aseguraron que la muerte de Ayala "no puede concebirse como un accidente" sino que es la consecuencia del modo de ejecución de una política deliberada para el tradicional teatro porteño.
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