Políticamente incorrectas

De la friolera de producciones que van llegando a Mar del Plata, el musical Sorpresas tiene la ventaja, para nada despreciable a esta altura y en este contexto, de exhibir un producto de calidad para el espectador veraniego. No sólo en términos de entretenimiento, sino de puesta en escena, vestuario, diseño lumínico y un elenco compensado en sus variantes expresivas. El equipo del director Ricky Pashkus resulta notable en el ejercicio de balancear carencias y potenciar virtudes.

Estamos frente a un musical y, si bien es pésimo el estado vocal de Carmen Barbieri, con un registro quebrado al borde de la lesión severa, esto se nivela no sólo con su oficio en la comedia para delinear el rol de una monja que perdió la memoria, sino con la incorporación de dos figuras técnicamente impecables del musical porteño: Ivanna Rossi y Mariana Jaccazio. Moria, en cambio, se hará cargo de su déficit: “¿Yo? no canto, no me jodan”. Y así le dará galope tendido a una serie de monólogos, un formato donde realmente hace la diferencia y deja su marca. Es más, su personaje, una madre superiora que lidera la troupe de monjas, posee tal volumen de texto que tendrá un segundo sinceramiento “nunca hablé tanto en un show”. De todos modos, soltar la lengua no le cuesta: Moria dispone de presencia y es arrolladora.

Sorpresas (Nunsense, título original en inglés), de Dan Goggin, se estrenó en Broadway a comienzos de los ´80. Fue un éxito que tuvo tres secuelas, programas de televisión, una película y hasta una versión trucha estrenada en Salta. En un convento mueren 52 monjas de botulismo por ingerir una sopa envenenada que preparó una de ellas. Quedan siete sobrevivientes que deciden, por un lado, esconder en un gran freezer todos los cuerpos para que nadie se entere de lo sucedido. Y, por otro, hacer un show musical con el objetivo de recaudar dinero y destinarlo a un masivo funeral pum para arriba , con Gospels y todo.