Adrián Dárgelos cumplió con el público

Adrián Dárgelos picó hacia la punta de la pasarela, abrió grande los brazos para luego cerrarlos sobre su saco de cuero blanco. “Es el momento en que me tienen que dar todo”, dijo y ofreció el micrófono antes de entregarse a la multitud. Se está terminando su show y Babasónicos rompió el hechizo, cruzó la barrera que separa a una banda popular de otra que no lo es. “Tengo que aprender a fingir más y a pilotear lo que pienso”: un estribillo que hasta le recitó Ricardo Iorio a Beto Casella en la televisión, y que esta vez fue coreadísimo.

Un público que nunca es hostil, pero que no le importa actuar indiferente ante nadie. Por credenciales, estética y solidez sonora (y, vale decirlo, por contraste a las actuaciones deslucidas de otras bandas maduras), lo de los oriundos de Lanús fue lo más destacado en todo Cosquín Rock 2014. Sin embargo, el cierre estuvo a cargo de Ciro & Los Persas, quien desplegó todo su oficio, su espalda y sus clichés. Fue un largo set nutrido por sus temas más recientes, del repertorio piojoso (María y José, Canción de cuna), las onomatopeyas, sus arengas (Trapos, nueva oda a las bandas de los fans) y el golpe de efecto que supone cerrar una actuación con el Himno Nacional Argentino en armónica. Los más de 40 mil presentes (120 mil en el total de las tres fechas) tuvieron el cierre que habían ido a buscar.