El dúo de Spinetta y Horvilleur repasó su carrera y presentó su exitoso disco “Chances”.

Chances, su nuevo disco en doce años, funcionó como ariete. Y se sumaron canciones inoxidables de sus otros 5 discos de estudio, En un escenario en dos niveles, fondeados con pantallas de punta a punta, se repartieron batería, set percusivo, sección de vientos, y los teclados de Rafa Arcaute (¿el tercer IKV en la era Chances?). Al ras del suelo, los anfitriones (que acompañados por el guitarrista con toda la onda (Matías Rada), y el bajo de Francisco Fattorusso. No es casual, unos cuantos apellidos rioplatenses con linaje y trayectoria en la “negritud”.

El comienzo (con patinada de Horvilleur en una rampa), fue con Helicópteros, que bien podría ser la canción del reencuentro en el estudio de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur, cuando volvieron a este formato con el que releen aquello que comieron de niños: rap, funk, soul, rock y hasta una balada metalera (como Ruégame, el momento “solo” de Dante). Quedó probado: juntos pudieron explayarse sobre esos estilos, pero con palabras, tics y gestos que le dieron forma a un delirado universo propio. Pegado a una versión cortada a cuchillo de Chaco, intercalaron los temas de Chances: uno nuevo (Ula ula), viejo (Jaguar House / Jugo), nuevo (Latin geisha).

El segundo bloque quedó delimitado por un switch en dos pantallas (que venían tirando un caleidoscopio) y dio lugar a paisajes, besos fílmicos, cosmos. También, por la primera invitada: Vera Spinetta (para cantar Discovery Buda, todo muy D’Angelo). La sucesión de Trewa y Expedición al Klama Hama, elevaron los ánimos, y la emoción quedó a flor de piel, cuando llegó Aguila Dorada: un homenaje a L. A. Spinetta.