Rubén Rada presenta disco en la Argentina

“Una noche vino Rada y fue como ver aparecer a Jesús”, recordaba Andrés Calamaro sus días junto a Beto Satragni en la inédita Volver a los 17. Vista desde la calle, la figura de Rubén Rada recortada sobre la ventana de un hotel palermitano tiene algo de deidad; de Buda afrouruguayo.

Amoroso Pop, aunque el título sugiera otro de sus discos comerciales hecho con oficio, es su mejor álbum de canciones en años. “Pop negro”, lo define Rada. “El pop tiene muchas facetas; hay un tema pop brasileño, golpeado y cantado como si fuera un ritmo africano”, dice mientras tararea y lleva el ritmo de Lo que le pasó a Paredes, una de varias composiciones donde grabó la batería.

Sus dieciséis tracks incluyen algunas reversiones: Todo mal, Piel de zorro, sobre la mujer de un bajista que, pese a que su look sugería lo contrario, era una ferviente comunista en el Uruguay de fines de los ‘50; El levante y Disco simple.

Lo mejor de la obra de Rada está descatalogada. “Te morís y aparece todo”, critica el parasitismo de las discográficas. “Estos últimos discos son míos: yo lo licencio a la compañía y a los cinco años se los pasan a mis hijos.” No obstante, se acaba de reeditar Montevideo (1996), grabado en Estados Unidos con la dirección musical de Hugo Fattoruso, quien aporta su magia en dos canciones de Amoroso Pop, donde también están tres de las últimas grabaciones de su hermano Osvaldo; “el único batero músico, embellece todo lo que toca”, lo recuerda en tiempo presente Rada.

Fernando Cabrera se desgarra en Sábado dos (“Fue increíble esa expresión tanguera que le pone”), y Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar participa en dos temas, incluyendo la apertura Para mí.

Pese al desgaste de su garganta, resaltado al escuchar un eco de su voz joven en la de su hijo Matías, Rada aún es un vocalista versátil: puede seguir imitando a Barry White (Hello baby hello) o hacer esos sonidos guturales tan peculiares. Matías y sus hermanas Lucila y Julieta se unieron a su padre en el proyecto Lujuma, que tiene terminado un disco que será editado en Estados Unidos.

Dirigida a un adicto al paco, Mensaje para un amigo es precisamente eso. “No considero al paco una droga: lo considero la muerte”, sostiene Rada, quien apoya la legalización de la marihuana, aunque sólo fumó en un par de oportunidades, de las que surgieron sendos clásicos: Muy lejos te vas y Eloísa. “Dejé porque me pegaba fuerte”, dice.